Corrupción y desarrollo


Publicado por el 15/02/2017. Categoría: artículos, Compliance Officer ISO 19600, ISO 37001, UNE 19601, home, ISO 37001 Anti-corrupción

Latinoamérica crece «mucho» en términos macroeconómicos, desde el punto de vista de la cansada Europa:  el ritmo de crecimiento latinoamericano, que baraja cifras del 3 y 5 % sobre PIB, produce envidia insana. Pero episodios pretéritos, como el del expresidente del Perú Alejandro Toledo, puesto de actualidad con su orden de busca y captura, como otros más recientes (véase sin más Petrobras) sitúan a la corrupción como mal necesario que parece acompañar a la bonanza económica. Dinero llama a dinero, dice el refrán. Dinero fruto del  soborno, el fraude y el delito llama al dinero del trabajo honrado de los hombres, como si estuvieran forzosamente correlacionados. Parece una maldición.

Y lo peor es que la corrupción  daña la competitividad, de modo que aquél crecimiento puede ralentizarse o invertir su evolución, como en Venezuela. La falta de sistemas fiscales justos, equitativos, progresivos y eficaces causan el deterioro. Pero la causa del deterioro está antes en la mentalidad de la población, de la alta dirección de las empresas, de sus directivos, de sus mandos intermedios, incluso de sus trabajadores, que han aceptado la corrupción como lubricante de su insostenible crecimiento económico.

Por eso  algunos países del cono sur americano han pensado que los sistemas Compliance Officer pueden ayudar a solventar el problema, implantando Sistemas de Prevención de Delitos en entidades públicas. No en balde el centro de sistemas como el que propicia la norma ISO 19600 COMPLIANCE OFFICER es el «Compromiso de la Dirección» en la lucha contra la corrupción, el diseño de un organigrama que distribuya sabiamente la responsabilidad de esta lucha en todos los niveles de la organización y la  provisión de recursos para hacerla efectiva.

Para aprovecharse de la corrupción política se necesitan dos «malos»: un político corrupto o corrompible y una empresa que propicie el soborno. Es responsabilidad de los ciudadanos poner el máximo empeño y conocimiento en la elección de políticos decentes, pero es responsabilidad de las empresas apostar por fórmulas de gestión que, sin atajos ni trampas, generen la riqueza  justa de las naciones.

 

 

 

 

 

Los expertos subrayan que la falta de sistemas tributarios justos, equitativos, progresivos y eficaces impiden a amplísimas capas sociales abandonar el pozo de la pobreza. Y que la corrupción política daña profundamente a la competitividad de estos países y a la legitimidad y confianza de sus democracias

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